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Se hace tan larga la espera
mientras mis pasos dibujan las eses
de no saber qué camino recorro
ni siquiera si es cierto el retorno,
ni saber desde dónde me llegas,
ni cuando tus ojos me abrazan,
ni como mis labios escriben
palabras de amor en tu boca.
Pensamientos imposibles
inundan miradas perdidas;
tu vacío completa mis dedos
y quiere acariciar la utopía
de mil sabinas y de mil quejigos
que cobijan con sombra fingida,
calcinante fuego del solsticio
encumbrado en su cenit
que me ahoga.
Vana deviene la demora
de tanta dilación insospechada.
Ven y acude a mi llamada,
recorre conmigo este sendero,
condúceme junto a tu seno,
déjame en éxtasis de sabor tan dulce
al lado de tus labios peregrinos.
Consiénteme aunque mientas
que mis oídos respiren engaño
que tu boca finja un te quiero,
que mis ojos quieran sentir
que me miras y que libre me haces
sentir que soy sólo tuyo.
Junio de 2009
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