OTRA GENERACIÓN

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A LA OTRA GENERACIÓN

Caminando,
preciso es levantar el grito
fuerte, tan fuerte al aire
como el pensamiento.
Necesario contrastar la idea,
tu idea, mi idea, la idea,
vuestras-nuestras-vuestras creencias
que sea mi ideario,
el tuyo, el nuestro, el vuestro.
Es ineludible encontrar argumentos,
si no te confunden,
testimonios que sacien nuestras razones,
analicemos, detallemos
sin detrimento, de ti, de mí, de nosotros, de vosotros,
reflexionemos;
es preciso eso que dices,
acepto,
transformemos,
objetivamente, aquello nuevo
que tú quizás, y yo a lo mejor,
conseguiremos.
Ya veremos.
Es un cometido holgado.
¿Tú lo ves?
Lo sentimos cerca,
es mío, es tuyo, es nuestro, es vuestro.
Trabajo de penas y abrojos en el camino.
¿Necesaria es la sangre, te pregunto,
para obtenerlo?
Echarse a andar hasta el vislumbre
de la esperanza, mejor de la fe,
de conseguirlo.
¿Piensa, pensemos, si no es más útil
caminar juntos?

VENIR, PARTIR

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“Vine al mundo con las manos vacías,

Descalzo lo dejo.

Venir, partir:

Dos sencillos sucesos

Que se entrelazaron.”

Kozan Ichikyo.

Nos llamas, sin embargo silente, nada dices,
oculta pareces entre tiempos
que se fueron raudos,
nada esperan, ni a nadie;
creen divisarte y disimulas
pues eres amiga pero de ti huimos;
apareces entre la boira oscura
dejas tu mano gélida acomodarse en el rostro,
ese tu glacial abrazo
se hace entonces llevadero.
Te viven otros como golpe cruel
que nadie espera,
cuando está anunciada tu llegada,
es infalible y segura
empero dan voces de dolor y sufrimiento.
Quien te barrunta en el lecho
se conforta al cabo
con tu aliento leve y sedoso,
se relame de placidez y de sosiego,
le embelesas, lo haces ser dentro de ti;
quienes atañe hacer de compañía
doloridos arrostramos la aflicción,
la amargura del momento,
el recuerdo queda con nosotros
que nos da sereno alivio.
Así conviene rememorar hogaño:
los avisos del coplista
disfrutando del presente
de su paso
y tener la vida lista,
el trance torna evidente
al ocaso.

19 de mayo de 2009

Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia

Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia

Cayó de mí sólo una lágrima
mil metáforas la envuelven,
de historias y de versos
al saber que te marchabas
a un nuevo exilio, temo
este sin retorno;
tu mirada perdida hacia atrás
advertía en fastidio horrorizado
viendo tu país que lo abandonas
buscando en el exilio tu consuelo.
En tantos sitios esperaste…,
¿dónde me esperarás ahora?
De vuelta al tiempo
hacia donde fue tu espacio
que siempre llevaste en ti
y contigo recorrió el camino
esta vez viaja dentro de ti y contigo
definitivamente pues sospecho.
Me envolvía en la tregua, tu tregua
y siempre aún me hace compañía,
ahora que estoy contiguo
a los quehaceres de Santomé.
Tu palabra me llena de ternura
la que dejas impregnada en cada verso,
que bello tu decir cuando lo indicas,
apenas la susurras en aquella frase
que te cito de la palabra amor:
“Ella me daba la mano
y eso era amor”.
Fuiste ejemplo de fuerte compromiso
llevado hasta el último estertor
y estas lleno de vida cotidiana
que me veo en ella reflejado.
De ti aprendo en relecturas
de poemas que legaste
e intentar como poco descubrir
un ápice del sentido
que aún hoy día y pasado de las modas
resuena en el aire el alcance
que nos da a cada uno
lo que siempre dejaste escrito
del más hermoso sentimiento
que abraza a dos personas.
Para mí te fuiste pronto
maestro,
quedo llorando solo
entre versos tuyos
que me sirven de consuelo.
18 de mayo de 2009